La crisis energética mundial prevista es debida a la dependencia energética del petróleo que trae consigo: contaminación, guerras entre naciones y conflictos étnicos, …y con la distribución centralizada de energía pervierte cualquier intento de desarrollo de energía limpia. Si pensamos en los millones de euros que mueve la industria de extracción (empresas de búsqueda y perforación, gobiernos de países con recursos y las organizaciones de todo índole que financian esos gobiernos, …), de refinamiento (empresas de transporte y de tratamiento, …), de distribución (transporte y venta al público o a las empresas, …) y de consumo (constructores, distribuidores, usuarios y reparadores de vehículos, centrales eléctricas, gobiernos que graban con impuestos el consumo de energía eléctrica y de carburantes, …), y los millones de puestos de trabajo que se han creado para ello, no nos será difícil comprender por qué los seres humanos seguimos dependiendo de los combustibles fósiles.
Las alternativas realistas al petróleo necesitan como mínimo dos cosas, tecnología y durabilidad. El gas, el carbón y la energía nuclear comparten la tendencia (al declive) del petróleo.
En la actualidad existen movimientos que nos alertan sobre el inminente declive económico ligado, no a la crisis financiera, sino a la penuria energética. «Peak oil» o «Oil crash» son etiquetas que nos recuerdan que el petróleo es un recurso finito sometido a una demanda creciente, con un coste de extracción que no dejará de crecer y una disponibilidad futura cada vez menor. Y es innegable la labor de concienciación que llevan a cabo estos grupos para hacer ver a la sociedad que está viviendo un falso equilibrio (que beneficia a unos pocos si lo comparamos con toda la humanidad). Sin embargo cabe destacar que para estos grupos es fácil caer en la temática del catastrofismo y augurar el caos y la vuelta a los «tiempos de la iluminación con velas».
Otras fuentes de energía alternativas reales
Se habla mucho de la energía solar y de la eólica pero ambas presentan serios problemas a largo plazo. Para el primero, no sabemos qué costes e implicaciones ambientales tendrá reciclar las placas solares, y para el segundo (cuyo impacto ecológico es también muy importante) sabemos que tiene una rentabilidad muy discutible.
Otra opción en la que algunos van pensando es en «la energía de la Luna» mueve cantidades enormes de agua en sus fases de forma periódica y regular. Esto representa cientos de miles de toneladas de energía de empuje de forma gratuita y permanente. No hay límite a la cantidad de electricidad que esta solución puede proporcionar y no es contaminante.
Se ha invertido mucho dinero en crear centrales nucleares para producir calor. Cuando se acaba un proyecto de construcción de cinco años de una central nuclear, todo lo que se tiene es una gran máquina de vapor costosa y altamente contaminante.
Pero hay otra máquina de vapor llamada «magma de la tierra». Allá donde perfores, encontrarás calor. Es cierto que es complicado y que se debe desarrollar la tecnología para aprovechar el calor, para hacer una máquina de vapor que sea para siempre. Pero se puede empezar a trabajar en los «puntos calientes» de la corteza terrestre.