Las extracciones de coltán ilegal son habituales en los afluentes de los ríos principales de Brasil, Venezuela y Colombia.
Se inicia la extracción local y artesanal tras una bonanza de la industria electrónica que desde la minería legal no consigue cubrir los picos de demanda. Luego cuando baja la demanda se sigue extrayendo para almacenar en una economía de subsistencia familiar o de poblados indígenas que prosiguen con métodos artesanales o incluso con mini dragas en zonas inaccesibles para vehículos o prohibida su extracción por estar al límite o dentro de áreas catalogadas como parques o reservas naturales.
Habitualmente son territorios selváticos y alejados de las ciudades donde los autóctonos del lugar sin tener demasiado claro que estén cometiendo un acto ilegal por ser un bien de su entorno natural proceden al mercadeo y entran en la cadena de suministro de la industria que lo demanda para manufacturar, especular, blanquear el dinero de orígenes ilegales o para financiar guerrillas o delincuencia organizada. A medida que los consumidores requieren de más computadoras y aparatos electrónicos aumenta la demanda de forma exponencial considerando estratégicos algunos de los compuestos de las arenas negras como es el caso de la columbita-tantalita o coltán. El origen o extracción de las arenas negras suele provenir de depósitos aluviales o de placeres que se forman por depositación. Su valor económico en la actualidad radica según el contenido de minerales que procesado aprovecha la indústria que manufactura metales refractarios para fuselajes de la aeronaútica y/o baterías de los vehículos.
Los caminos intransitables y los poblados que no tienen acceso a la corriente de forma regular hace muy difícil un desarrollo de extracción mecanizada y legal. A todo esto, se le debe añadir la enorme inversión que representa abrir caminos y vías de comunicación para un suministro continuado y el mantenimiento de estos accesos, pues suelen ser zonas con periodos de lluvia intensos que se reforestan de forma natural por no haber una actividad humana intensa que evite el resurgir de la naturaleza y de la creación de nuevos afluentes después de las lluvias que llegan hasta los principales ríos.
La extracción local aluvial, demuestra que ante la redefinición del acceso y control de los minerales propiciada por la falsa bonanza del coltán, los indígenas y no-indígenas requieren de una legalización con licencias de temporalidad según los picos de demanda industrial y que las modificaciones en materia de legislación ambiental y de minería artesanal sea necesaria una mayor participación de los actores en los procesos que los afectan para evitar fugas hacía el mercado negro que podría provocar sobornos a las autoridades locales y extorsiones en la minería artesanal.