Desde que Bitcoin con su sistema de blockchain llegó a remover la economía pasó poco más que una década pero la tecnología avanza y muy rápido. Satoshi Nakamoto fue la base fundacional para esta revolución tecnológica con su código abierto, con su red a prueba de jaqueos (hackers maliciosos), y un sistema de transacciones y validaciones horizontal que vino a trastocar el sistema financiero internacional.
En 2015 llegó Ethereum y con ella se determinó que el uso de esta red podría ser mucho más amplio que solo el movimiento de dinero digital. Esta red fue la madre de los contratos inteligente, la tokenización de activos, y las finanzas descentralizadas. Sin embargo la evolución sigue y ya se habla de la blockchain de tercera generación pero, ¿qué es lo que hay detrás?.
Las blockchains de tercera generación tienen como objetivo resolver necesidades como la escalabilidad y la interoperabilidad, lo que significa que una blockchain pueda tolerar la adopción masiva y no sufrir problemas como pueden ser lentitud de las transacciones por segundo, costos altos de transacciones.
Hay que aclarar que todavía no tenemos blockchains de tercera generación 100% operativas, con lo cual este concepto puede cambiar o evolucionar a medida que se vuelva algo más concreto dentro del ecosistema.
Las principales características que probablemente marcarán esta nueva fase evolutiva incluyen: la escalabilidad se convierte en una prioridad fundamental, la cooperación y las transacciones entre blockchains están integradas, la gobernanza se integra en el sistema central y los contratos inteligentes tienen una verificación de software formal incorporada para garantizar un software sin fallas.
Tangle alternativa a la tecnología Blockchain
Cuando el protocolo de IOTA se dió a conocer, los amantes de las criptodivisas vieron por primera vez una alternativa a la monopolizadora tecnología blockchain. Tecnología que no es para nada mala, pero es conveniente explorar otras alternativas.
El nombre real de este protocolo es Grafo Acíclico Dirigido (conocido como DAG en inglés), aunque quienes gustan de comprar IOTA lo conocen como “Tangle”, que en el idioma inglés significa algo así como maraña o enredo.
Tangle y Blockchain son dos tecnologías que, aunque comparten mucho en común, son diferentes, pero no por ello son necesariamente opuestas.
El protocolo Tangle nace como respuesta a la necesidad de un procesador de pagos y token propio del IoT o Internet de las Cosas. Dada su naturaleza, la tecnología de cadenas de bloques podía no ser la más óptima por razones como sus altas comisiones.
Allí nació IOTA y el protocolo que la sustenta, cuyas características principales de Tangle son:
-Cero comisiones
-Transacciones más rápidas
-Mejor seguridad
-Escalabilidad infinita
La característica de comisiones nulas devenga directamente del hecho de prescindir de los mineros.
Como IOTA no necesita de validación por parte de los mineros, el coste de extracción del sistema es cero.
Asimismo, las transacciones son más veloces ya que esta variable es proporcional al tiempo de propagación de la tecnología. Esto significa que, mientras más transacciones, más rápido llegarán estas a destino.
También puede decirse que es más seguro a pesar de ser más simple, puesto que el libro inmutable de cuentas, la descentralización y la no minería (además del relativamente bajo valor de la moneda) hacen que las transacciones tengan menos riesgo.
Por último, la característica de infinita escalabilidad responde a la manera en la que se validan las transacciones. Para hacer una nueva transacción, se requiere la validación de dos transacciones anteriores.
Y cómo el sistema está pensado para micropagos hechos con pruebas cuánticas, la transacción (que teóricamente sería la minería) puede ser hecha desde un ordenador común o desde un equipo de telefonía móvil.
Blockchain versus Tangle
Para el día a día, ambas tecnologías se resumen en albergar tokens que se utilizarán para hacer pagos. Lo cierto es que se hace mucho más que eso, ese es el uso comercial y el más popular.
El crecimiento de IOTA, y por ende de su Tangle, es innegable; lo mejor de todo viene al recordar que mientras más se adopte este sistema, se tendrán mejores resultados en términos de seguridad y velocidad, además de escalabilidad.
En la escalabilidad es donde radica el punto que puede acabar eliminando al Bitcoin y la tecnología Blockchain en unas dos décadas.
El crecimiento de las granjas de mineros no reducen la dificultad de computación y ni los costos para validar una transacción.
Todo lo contrario ocurre con IOTA, una criptomoneda pensada con costes de transacción cero y que se hace más fiable y simple de usar con cada transacción. El desafío está en la adopción masiva y la diversificación que podría sufrir esta moneda en su uso.
Mientras más dispositivos la adopten y mientras más usuarios la disfruten, puede que la tecnología de Blockchain retroceda su uso en unos años o quede limitada a preservar Bitcoin como una moneda digital de valor refugio.