La transmisión inalámbrica de potencia o transmisión inalámbrica de energía es un método de transferencia de energía y consiste en la transmisión de potencia eléctrica desde una fuente de alimentación hasta una carga de consumo sin la necesidad de un medio material o conductor eléctrico. Es un término genérico utilizado para referirse a un distinto número de tecnologías de transmisión de energía que usan una variable de tiempo de campo electromagnético.
La transmisión inalámbrica es útil para los dispositivos de potencial eléctrico en casos en donde la utilización de cables es inconveniente, peligrosa, o no es posible. En la transmisión inalámbrica de energía, un dispositivo emisor conectado a una fuente de potencia, tal como una fuente de electricidad doméstica, transmite energía por un campo electromagnético a través de un espacio intermedio a uno o más dispositivos receptores, donde es convertida de vuelta a energía eléctrica y utilizada.
Las técnicas de transferencia de energía pueden ser de dos clases, la no-radioactiva y la radioactiva. En las técnicas de campo cercano o no-radiactivas, la energía es transferida a través de cortas distancias por campos magnéticos usando un acoplamiento magnético entre electrones. Este tipo se aplica a cepillos dentales eléctricos, cargadores, etiquetas RFID, tarjetas inteligentes, cargadores para dispositivos médicos implantables como marcapasos, y potencia inductiva o cargadores de vehículos eléctricos como trenes o autobuses. Su enfoque actual es el de desarrollar sistemas inalámbricos para cargar dispositivos informáticos portátiles y móviles como teléfonos celulares o reproductores digitales de música y computadoras portátiles sin estar atado a un enchufe de pared. En las técnicas radiactivas o de campo cercano y lejano, también llamadas, radiantes de energía, la energía es transmitida por haces de radiación electromagnética, como microondas o haces de láser. Estas técnicas pueden transportar la energía por una distancia mayor pero deben ser dirigidas en el receptor. Las aplicaciones propuestas para este tipo son la de satélites de energía solar y vehículos aéreos no tripulados de energía inalámbrica. Un importante problema asociado a todos los sistemas de energía inalámbrica es limitar la exposición de las personas y otros seres vivos a posibles daños electromagnéticos.
Hace unos años era impensable imaginar poder cargar un teléfono móvil sin cables pero la
tecnología avanza a pasos agigantados. Hoy en día los gadgets aparecen para hacer más
fácil nuestra existencia y, de paso, añadir diseño a nuestro día a día. Cada vez son más los
adeptos que se decantan por cargadores sin cables que se basan en la carga por inducción
o carga inalámbrica.
¿Qué son los cargadores sin cables?
Como su nombre indica, este tipo de cargador se presenta inalámbrico y nos ofrece una
carga con tan solo dejar el teléfono móvil (o smartwatch, tablet…) encima de su base.
Este tipo de instrumentos funcionan gracias a la carga por inducción o la carga electromagnética a través de un sencillo sistema (dentro de toda su complejidad): generan un campo electromagnético y emisor de energía, y logran captar la energía en el otro extremo. El campo electromagnético lo genera el soporte para carga y el receptor es el
teléfono móvil.
¿Y en el futuro próximo cargadores sin batería y de manera remota?
Imagine un mundo en el que los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles y el resto de dispositivos se cargaran sin baterías y de manera remota. Un equipo de investigadores van en esa dirección con la creación de la primera antena capaz de convertir la señal de las transmisiones wifi en electricidad que podría recargar los dispositivos.
Han descubierto una nueva manera de cargar los sistemas electrónicos del futuro, recolectando la energía wifi de una manera que puede ser fácilmente integrable en grandes áreas, para llevar inteligencia a cada uno de los objetos que nos rodean.
Los dispositivos capaces de convertir ondas electromagnéticas de corriente alterna en electricidad se conocen como “rectennas” y hasta ahora eran rígidas y basadas en materiales demasiado caros para producirlos a gran escala.
El equipo científico ha logrado que estas antenas sean flexibles, baratas y puedan capturar señales a bajas frecuencias como las que usan nuestros dispositivos móviles y los routers para la conexión inalámbrica.
Para conseguir este avance, los autores han utilizado un nuevo material en 2D llamado disulfuro de molibdeno (MoS2) que tiene apenas tres átomos de grosor y es uno de los semiconductores más delgados del mundo. Combinando este material con determinados elementos químicos el equipo ha conseguido superar todos los problemas de eficiencia que presentaban los anteriores dispositivos de este tipo basados en silicio y galio. Esto podría permitir dispositivos flexibles e incluso cubrir grandes áreas con superficies captadas de energía, algo que hasta ahora era prohibitivo. “¿Qué pasaría si pudiéramos desarrollar sistemas electrónicos que se ajustaran a las paredes de un puente o cubrieran unaautopista entera, o las paredes de nuestra oficina, y le dieran inteligencia a todo lo que nos rodea? ¿Cómo proveerías de energía a todos esos aparatos?” se preguntan los investigadores.
Las aplicaciones posibles de este nuevo sistema se extiende no solo a los dispositivos ‘vestibles’ y al universo del llamado “internet de las cosas”, sino también a implantes médicos. Muchos investigadores están creando píldoras inteligentes que el paciente se traga y aportan información del interior del cuerpo. Nadie quiere usar pilas para que estos sistemas funcionen, porque pueden soltar litio y el paciente puede morir. Es mucho mejor captar energía del ambiente para cargar estos pequeños laboratorios dentro del cuerpo y que comuniquen los datos a ordenadores externos. Y ese es solo uno de los muchos ejemplos de las posibles aplicaciones que tendría este nuevo tipo de antena.