La importancia de las infecciones intrahospitalarias

La importancia de las infecciones intrahospitalarias (IIH) son un problema serio a nivel mundial, ya que tienen graves consecuencias para los pacientes, tanto en morbilidad como letalidad. El riesgo de adquirir una IIH se estima en 4,5% de todas las hospitalizaciones y pueden tener diferente severidad, desde infección de una herida operatoria, infección del tracto urinario, septicemia, a neumonía. La mortalidad puede alcanzar hasta 27% en pacientes de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Los factores de riesgo se relacionan con los procedimientos complejos hoy en día utilizados para manejar pacientes críticos y la mayor sobrevida de pacientes con enfermedades graves.

vanitorio de cobreFactores de riesgo para adquirir infecciones intrahospitalarias

Enfermedades de base, no controladas

Inmunosupresión

Procedimientos invasivos

Presencia de cuerpos extraños

Hospitalización en UCI

Estancia prolongada en el hospital

Colonización por patógenos

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos de Norteamérica (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) estima que cada año se producen más de 2 millones de infecciones intrahospitalarias en los Estados Unidos de Norteamérica, ocasionando alrededor de 90 mil muertes, con un costo de US$ 4,5 a 5,0 mil millones por año. Por otra parte, un estudio independiente realizado por un periódico en el año 2002 evaluó datos de 5.810 hospitales registrados en los Estados Unidos de Norteamérica, encontrando que la mortalidad por esta causa era de 103.000, 14% superior que la informada por el CDC.

Un aspecto adicional que dificulta el tratamiento de las IIH es el hecho que la mayoría de ellas son causadas por bacterias resistentes a múltiples antimicrobianos (multiresistentes) tales como el Staphylococcus aureusmeticilino resistente (SAMR), Klebsiella pneumoniae productora de betalactamasa de espectro extendido, (BLEE), Acinetobacter spp multiresistente y el Enterococcus resistente a vancomicina (VRE). Dentro del arsenal terapéutico disponible, las opciones para el manejo de estas infecciones son limitadas y es preocupante observar que existe escasa actividad en investigación y desarrollo de nuevas moléculas antimicrobianas capaces de eludir los mecanismos de resistencia de estos patógenos. Es necesario contar con nuevas estrategias.

¿Cuál es la dinámica de la transmisión de patógenos dentro del hospital?

El primer evento es el surgimiento de un microorganismo con ventajas biológicas, el cual se selecciona por su capacidad de sobrevivir en un ambiente adverso en el cual la presión de los antibióticos es importante, por lo que los patógenos nosocomiales presentan frecuentemente multiresistencia. Otro factor que ayuda a la supervivencia es la capacidad de producir biopelículas que les permiten adherirse a diferentes superficies y protegerese de amenazas externas. Hay evidencias que muestran que SAMR puede permanecer por períodos de 7 días a 7 meses en superficies, Acinetobacter spp entre 3 días a 5 meses, Enterococcus spp de 5 días a 4 meses y Clostridium difficile hasta por 5 meses. Por su parte, los virus, aunque menos resistentes a condiciones ambientales, pueden persistir hasta 2 días en el caso del virus influenza, 7 días el norovirus y 2 meses el rotavirus.
Una vez adaptados al ambiente hospitalario ocurre el segundo paso, que es la interacción con los pacientes, de la cual puede resultar una colonización o una infección. En los pacientes estos patógenos se multiplican y se eliminan al ambiente contaminando superficies, telas o equipos médicos. A partir de estos reservorios los microrganismos pueden transmitirse de paciente a paciente, del personal sanitario o visitantes a los pacientes, principalmente mediante las manos o equipos médicos.
Estos fenómenos explicarían la aparición esporádica de infecciones intrahospitalarias o de brotes.
El CDC ha publicado una guía para el control de las infecciones nosocomiales y ha recomendado el lavado de manos como la primera línea defensiva para minimizar la contaminación cruzada y las infecciones. Del mismo modo, recomienda regular la desinfección de equipos médicos que poseen superficies de contacto, especialmente aquellos en contacto directo con los pacientes. Sin embargo, todos los esfuerzos han resultado insuficientes. A diferencia de estas prácticas de higiene intensivas, las superficies de cobre tienen un efecto auto-desinfectante que se mantiene en el tiempo.
Las superficies de contacto en las instalaciones del ambiente hospitalario, como manillas de puertas, placas de metal para empujar las puertas, barandas de camas, llaves del agua, porta suero y otros, han sido identificadas como reservorios y fuente de diseminación de agentes patógenos.
Aunque los elementos de limpieza y desinfectantes recomendados pueden eliminar estos microorganismos, frecuentemente debido a las fisuras y rugosidad de las superficies, los productos de limpieza no logran penetrar al sitio donde se refugian estos organismos. Los materiales usados frecuentemente en infraestructura hospitalaria, como el acero inoxidable, no tienen la propiedad intrínseca del cobre para eliminar la contaminación microbiana.

Superficies de cobre en el ambiente hospitalario

Demostrado en el laboratorio la capacidad bactericida del cobre, el próximo paso fue evaluar si esta característica se mantenía en la vida real de ambientes clínicos. Los resultados de estudios clínicos son muy alentadores.
En un hospital de Birmingham, Inglaterra, se desarrolló un estudio durante 10 semanas, en el cual se intervinieron superficies en baños (asientos y tapas de WC) y manillas de puertas, que fueron reemplazadas por aleaciones de cobre (latón, aleación de cobre y zinc, 60-70%). En este servicio clínico se mantuvieron objetos con superficies de plástico, aluminio o cromo. A las 5 semanas se intercambiaron los objetos. Se realizaron cultivos de las superficies y los resultados mostraron que la mediana de los recuentos de bacterias en las superficies de aleaciones de cobre fueron 90-100% menores que los recuentos de las superficies controles y patógenos como Staphylococcus aureus sensible a meticilina, Enterococcus resistente a vancomicina y Escherichia coli, fueron aislados solamente desde las superficies controles. Es interesante que el estudio microbiológico en este ensayo se realizó después de 6 meses de instaladas las superficies de cobre, mostrando que esta capacidad bactericida no se pierde en el tiempo. Otro estudio más reciente de este grupo, en que se reemplazaron 14 objetos dentro del hospital y se realizaron recuentos bacterianos durante 24 semanas, muestra resultados similares, con reducción significativa de la carga bacteriana en 8 de los 14 objetos analizados.
En Sudáfrica se realizó un estudio en un centro de atención primaria rural. Se escogieron superficies de alto contacto, como escritorios, armarios y alféizares de las ventanas. Se tomaron muestras durante 6 meses y se observó una reducción global de 71% de la carga bacteriana en las superficies con cobre.
En un hospital de Hamburgo en Alemania, se realizaron estudios similares en servicios de Oncología y Geriatría. En este ensayo se reemplazaron manillas de puertas e interruptores en salas de pacientes, salas de espera de visitas, y sitios de descanso del personal, manteniéndose el sistema de limpieza de rutina. Se realizaron cultivos diarios de las superficies durante 32 semanas, al cabo de este tiempo los recuentos de bacterias aerobias en las superficies con cobre se redujeron en 63% promedio con relación a los controles, aluminio en las manillas y plástico en los interruptores. La reducción fue significativa en las manillas, los objetos con mayor carga bacteriana.
En un estudio multicéntrico, realizado en 2009-2010 en un hospital de Nueva York, dos hospitales de Charleston, en Carolina del Sur y el Hospital del Cobre de Calama. En el hospital de Calama se intervino en las Salas UCI, reemplazando superficies de alto contacto como barandas y manillas de camas, mesa del paciente, portasuero y apoya brazo de la silla de visitantes, por superficies de cobre metálico (99,9%) o aleaciones. Se realizaron cultivos de bacterias aerobias durante 30 semanas, observando reducciones significativas en los recuentos promedios en todos los objetos de cobre (reducciones entre 49 y 92%).

Porcentaje de reducción del recuento bacteriano total promedio por cada superficie de contacto en salas UCI con cobre, durante 30 semanas en el Hospital del Cobre de Calama. Reducción de bacterias viables (promedio de recuento de bacterias aerobias durante 30 semanas) en 6 superficies cubiertas con cobre o aleaciones en salas UCI del Hospital del Cobre de Calama. La mayor reducción se observó en barandas de camas (91%) y apoya brazos de sillas de visitantes (92%).

La aplicación del cobre o aleaciones, en superficies de contacto en el ambiente hospitalario ha demostrado ser eficiente para reducir la carga bacteriana ambiental, cualidad que se mantiene en el tiempo, lo cual significa menor riesgo de transmisión de patógenos a los pacientes y se debería considerar un complemento interesante junto a otras medidas de control de infecciones.

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